Tambien llueve en Second Life

Entras a Second Life y te haces un personaje más a modo, mejor favorecido, más simpático, que habrá de caerle mejor a la gente que, como tú, vuela, charla, trabaja y se encuera de medio tiempo en su computadora, por el puro gusto.


Nunca falta, claro, el que resulta más pesado en Second Life que en la vida normal; y se va trasladando, al paso de las horas muertas, con su peinado excéntrico, al rinconcito más cutre del idilio, porque no puede algo mejor que sentarse al piano (sin tocar).