Tengo el presentimiento de que 1998 será un gran año

Se pronostican calles llenas de subidas y bajadas, cielos un poco morados (¡cielos!) y los autos ochenteros vuelven a circular con mucho éxito. Vemos un desaforado optimismo revolucionario para los latinoamericanos e indiferencia política para los nacidos bajo el signo del sol naciente.

El año noventa y ocho viene emocionante. Hay que elegir el atuendo adecuado para recibirlo.