Anoche que regresamos de Atlixco, pasamos a la oficina por mi auto. Cuando salÃa de reversa le pegué a una palmera. Me bajé, vi el golpe -se rompió la facia un par de centÃmetros- el vigilante me dijo.
-Uy, usté solo se lo hizo.
Cuando Ireri inspeccionaba el golpecito descubrimos algo más. Alguien habÃa rayado la pintura de las puertas, el frente, los costados de mi auto con una navaja. Con algo más filoso que una llave.
Pasó algo de lo siguiente.
Alguien me odia.
Alguien de pensamiento conservador quiso causarle daño a una persona que porta una calcomanÃa de López Obrador.
Alguien quiso causarle daño a otra persona, asà sin razón, y resulté ser el afortunado ganador.