Todo el mundo tiene a alguien menos yo

Por Luis Ricardo.
En "Todo el mundo tiene a alguien menos yo", ópera prima del CUEC dirigida por Raúl Fuentes; la editora esnobísima Alejandra (Andrea Portal) y una preparatoriana María (Naian Norvind), se conocen, ligan y salen, yendo de la referencia homosexual de Platón al baile que no se acostumbra hacerle al jazz; Raúl parece haberse propuesto --no aquello de no repetir emplazamiento, como en el corto previo "Yo estaba ocupada encontrando respuestas..."-- sino hacer los criscroses más extraños posibles, de la cámara baja en un picnic al estilo Ozu, con el aire en las espaldas, a los planos y contraplanos correspondientes casi en el eje de miradas, pero verticalmente.

Naian Norvind
De la cámara fija que dura y dura, a la Jarmusch en postcoitum (¡atención público conocedor!), pasando por un top shot en el que el peinado, el filtro y los diálogos son del más clásico Marlene y Fassbinder, musicalizado como los mismísimos dioses, con un rock americano indie de muchísima altura; amén de cantidad de insultos al gusto común y la juventud desenfrenada, que nos recuerdan la genial Ghost World.



Con la esperanza de su próximo estreno, me ahorro profundizar en el análisis y me quedo en la más cariñosa invitación. Sé que no la dejaremos pasar de largo, porque conozco un objeto de culto instantáneo cuando lo miro, y porque solos y solas seguramente habemos más de uno.