El regalo del Plateau

Chistoso que aquel barrio se llame Plateau, porque toda la ciudad, entre el cerro y el mar, justamente lo que parece es un plató. En Montreal, una disposición oficial del siglo XIX exigió a los habitantes que dejaran un espacio verde a la entrada de sus casas. Los montrealeses recuperaron ese espacio, que les parecía desperdiciado, sacando las escaleras a la calle. Eso derivó en la invención del horroroso duplex y en las casas estilo Montreal.

Bueno, veníamos caminando por el Plateau, Ireri se lamentaba de que la película que estaba en la cámara era la ilford, que no mostraría los colores de las casas, por cierto lindísimos; cuando vimos que un hombre mayor rodaba una alfombra por la calle, doblado por la mitad.

Puede que esta fotografía sea buena o no tan buena. Para mí lo importante es que me pasó, por primera vez con mi cámara Yashica Electro nuevecita modelo 1967, lo que podemos llamar la suerte del documentalista. Ese momento -que nos toca ver con la cámara en la mano- en que el dormido despierta, el desesperado echa a correr, el botón abre, el perro monta a su compañero, el sindicato toma por la fuerza la sede del Ministerio de Educación, el glaciar se desploma.

El regalo de la naturaleza, lo llama Carlos Mendoza. Hay que traer la cámara y esperar.