Por Luis Ricardo
Voy a dar un palomazo de clase de Lenguaje Cinematográfico el lunes. Veremos Shooting list, storyboard y plantillas; o sea, realización. Algo que no veremos en clase es lo siguiente.
JesĂşs MoisĂ©s RodrĂguez y RubĂ©n Mendoza en Los Bastardos
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En Los Bastardos (Amat Escalante, 2009), cuando la mujer fuma su crack, la cámara empieza a ondularse, un movimiento casi imperceptible. Tan imperceptible que, tal vez, si se viera en la tele no se notarĂa. Ni en el ipod. En el cine, sin embargo, algo nos da náuseas. Esa tensiĂłn mental del personaje ya la habĂamos conocido en Mulholland Drive, en la secuencia de la pesadilla de la cafeterĂa, pero sin náuseas.
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DecĂa don Amat que Ă©l habĂa querido hacer un western, y claro que lo hizo. No sĂłlo de llegar antes que el adversario por la pistola, sino de llegar antes que el adversario por la escopeta. Amat Escalante sabe muy bien que, como buenos mexicanos, no nos toca un revĂłlver, sino una escopeta. Un poncho, un bigote. Este hombre sĂ conoce y quiere el gĂ©nero, no como Ang Lee y su romance de vaqueros.
Amat nos regala un recurso memorable. El panning que une ̶o separa ̶ a los hermanos, metidos en un lĂo del que todavĂa no tienen idea. Primero vemos a RubĂ©n, que toquetea el piano, giro a la derecha, JesĂşs está a punto de toquetear a la mujer. Ya escucho la pregunta de Ayala Blanco: ¿El giro los une o los separa?