Ignacio Manuel Altamirano acerca de la clase dominical de Ignacio RamĂrez:
"Pude convencerme, entonces, de que los elogios que habĂa oĂdo no sĂłlo eran justos, sino que aun quedaban abajo de lo que merecĂa la belleza de aquella lecciĂłn dominical. 'No era una clase frĂamente preceptiva y vulgar. RamĂrez allĂ enseñaba como no se habĂa enseñado antes, como no ha vuelto á enseñarse despuĂ©s en MĂ©xico, sino es cuando Ă©l tomaba la palabra en los Liceos y en las Academias. No se limitaba tampoco al estudio de los diversos gĂ©neros literarios, sino que con motivo de las composiciones que se le presentaban, al hacer la crĂtica de ellas se remontaba hasta otras regiones, hasta las regiones de una altĂsima filosofĂa cientĂfica y literaria que nos dejaba asombrados, y que abrĂa nuevos horizontes á nuestro espĂritu. Era en toda la amplitud de la palabra, una enseñanza enciclopĂ©dica, y los que la recibimos aprendimos más en ella, que lo que pudimos aprender en el curso entero, de los demás estudios. AllĂ se formĂł nuestro carácter, allĂ aceptamos nuestro credo polĂtico al que hemos sido fieles sin excepciĂłn de una sola individualidad. Porque es de advertirse, y es una cosa notable ciertamente, que ni un solo discĂpulo de RamĂrez, en el Instituto, ha renegado de los principios liberales y filosĂłficos que les inculcĂł el Maestro, sino que, al contrario, todos los han sellado con su constancia y con sus obras, y algunos con su sangre".
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Ignacio RamĂrez por Salvador Pruneda |
Luis Ricardo Ramos